Ya no existe aquel parque
donde tantas veces me dejé las rodillas.
No he cerrado la puerta,
ni las ventanas,
ni he colmado con un grito
el vaso de agua medio vacío
(o medio lleno,
nunca supe distinguirlo),
no tuve prisa,
no quise ir a aquel entierro,
ni firmar mi futuro,
ni beberme de un trago el tequila.
Yo no le preparé la cena al dolor,
no puse velas en nuestras noches,
no quise hacerme preguntas,
no intenté responder.
Yo no quise tener miedo,
ni sentirme pequeña.
Yo soy pequeña,
han sido los años.
Ana Rodriguez Callealta (Cádiz - España 1988)
4 comentarios:
Al dolor nunca se le llama.
Aparece por su cuenta.
Y. a veces, las cosas ocurren aunque no se quiera.
Creo que no podemos pasar sin pasar, ocurra lo que ocurra por nuestras decisiones.
Un beso Isza
Increíble leerme aquí, de repente. Gracias.
Gracias a ti por pasar por mi blog y dejar tu comentario!! y muchas gracias por tu poesia.
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