10.12.14

Me fuí


Junté mis cosas y me fui de esa casa.
Me fuí con el dolor en las manos y en la cara, me fui sin querer irme, me fui deseando irme, me fuí; sin saber a donde iba o de que forma me iba a levantar cada mañana, me fui poseída por una angustia tan perturbadora que hasta me animo a llamarla macabra, me fuí sabiendo que era para siempre.

Antes de irme lavé todo, lavé todas las sábanas y las mantas, lavé hasta las fundas que vienen con las almohadas, no quería llevarme tu mas mínimo olor si no ibas a volver a abrazarme cada noche, no quise llevarme nada que pudiera personificarte en segundos, me estabas empujando a sentir tu ausencia real y dura.


Me fuì buscando un rincón en donde poner mi corazón y dejarlo en paz, supurando; un rincón en donde llorar ahogada en mi propia angustia, sabiendo que eso, con el tiempo, pasa. Un lugar en donde me sintiera a salvo y no me despertara a la hora exacta de la madrugada en que escuchaba tus llaves en la puerta de calle cada noche.

El dolor me consumió el alma, la carne, algunas neuronas y el pelo; llegó hasta donde ningún otro dolor jamás llegó, no supe, hasta ahí como se sentía de desgarrador un abandono, no supe hasta ahí la crueldad de no sentirse amado en absoluto.
Ahí, recién ahí, me di cuenta que me faltaba entender y aprender muchas cosas las cuales ignoraba como eran, por ejemplo, el desamor en estado puro.
La realidad enorme y vacía me dió ese rincón, donde después de muchas noches y con algunas pastillas logré cerrar mis ojos sabiendo que no ibas a volver.

Busqué paz en las mañanas, en ese aire fresco del amanecer que renueva todo, en ese aire que te quiere hacer creer que la ciudad es mas linda de lo que la ves al mediodía.
Busqué refugios; me busqué a mi misma en la soledad, me busqué en una cama enorme, me busqué en los ratos que pasaba contigo, me busqué en las cosas que compartiamos, me busque en el silencio de mi casa y en las horas de la madrugada donde lloraba apretada para que los vecinos no me escucharan.
 Y me encontré, finalmente me encontré aunque me pierda de a ratos.

Aún no se adonde estoy, pero ya no espero que vuelvas, ni que el teléfono suene a las 4:30, ni oir el ruido de las llaves en la puerta, pero sin saber porqué sigo dejando intacto toda la noche el lado izquierdo de la cama.


Isabel De Sosa Viera - (Uruguay - 1983) ©

11 comentarios:

VirginiA Dsvn dijo...

El más puro estado de dolor, creo que el mejor de los que has escrito...si duele

Darío dijo...

Quizá consiga purificarse en el poema... Un abrazo.

Isabel dijo...

En eso estamos, en eso seguimos.
Gracias por andar siempre por aquí Dario!

Sara dijo...

Me recordó a una época muy sombría de mi vida, sentir el desamor es la forma mas cruel de matar el amor.

Me ha gustado mucho leerte, seguiré por aquí.

Carmela dijo...

Una maravilla de palabras que me han hecho recordar y sentir tiempos pasados a flor de piel. Aprender a vivir una ausencia sin morir en ella, Aceptarla y darle su lugar y ser capaz de mirarla de frente. El amor no se olvida, pero se puede llegar a soportar el desamor.
Me alegra verte de nuevo, y mucho.
Un beso.

SumSum dijo...

Me ha encantado lo que has escrito,me he sentido muy identificada con tus palabras.
Espero que no te importe que lo haya compartido en mi blog.
Sigue escribiendo, yo seguiré leyendote.
Un beso.

EG dijo...

Hace mas de cinco años que leo poesía, como un mantra, tratando de entender el desamor, ese abismo en el que caemos.

Lo logré, salí de ahí escalando poco a poco.

Te leo y te siento a flor de piel, me siento.

Unknown dijo...

Pa al leerlo encontré tantos sentimientos similares a mi experiencia personal que llegue a asustarme de que todos somos únicos en todo sentido peor hay cosas que nos pegan igual a todos

Sora dijo...

No dejes nunca de perderte a ratos si nos vas a regalar este desgarro... y así ando yo, buscándome cuando me acuerdo.....

Scarlett dijo...

Qué intenso, Isa. Impre.

BETTINA dijo...

Relataste casi entera un época de mi vida