18.4.12

La cajera - Sonia Bentancort



Este amor no conoce separación.
Ni yo me voy ni vos te quedás.
Eliseo Subiela

Son las seis de un supermercado de Madrid.
La luz se cuela en filamentos rotos, suenan pasos,
un cuchillo desmenuza el lomo de un animal,
cae, ardiente, una pirámide de manzanas verdes.

Sé que estás cerca, pues todo se ha movido de sí
hacia la entrega, todo se inclina con furia,
se estremece, inaguantable, se desordena.

Latas de conserva quieren ser rápidamente de otros,
se niegan las nueces a tener una mitad, estalla una sandía,
la miel se derrama y propaga una estrella.
Aquí donde yacían los peces del almuerzo
ahora se abre un infinito acuario, las góndolas de Venecia,
el muelle al que vienen a aparearse cien lobas de mar.

Me siento frente a ti y toco el borde escandaloso del piano,
esta máquina gris que busca lamer la moneda que me das,
puede ser el paraíso tu compra solitaria?
Bajo los ojos, la mirada. Elevo el escote severo, jadeante.
Te amenazo en silencio: ni yo me quedo, ni tú te vas.

Y persiste en mi boca el sabor de un limón amargo,
la leche violenta, la terquedad de las espinas,
el color triste de los pasteles de fresa,
la risa insoportable de un exprimidor.

Te vas con el sonido resignado de la puerta automática,
con mi cuerpo frío, temblando, pegado a tu espalda,
haciéndote pequeñísimo adentro de mis ojos.

Luego, de noche, cuando tengo que cerrar,
descorcho una botella que no me pertenece
y celebro que al verte he vuelto a morir.
Y juego a desvanecer la luz y a limpiar los cuchillos
y rozo con mis labios la manzana arrepentida,
y guardo mi corazón
en el estuche de aftershave que has olvidado.



Sonia Bentancort (S/C de Tenerife 1977)

1 comentario:

Isabel dijo...

Querida Emma Gunst: me dá que este poema a ti te va a gustar :)